` ` Déjame vivir estos segundos que me regalan las manillas del reloj. Permite a mi alma que drene la fuerza y la vitalidad erguida de los cielos. Mi sangre corra sedienta por las venas que aclaman con tanto furor el rio de los cimientos. Mi corazón palpite desbocado sin trayectoria alguna. La gélida respiración, no detenga la agitación de mis pulmones. El sol evaporice el agua que fluye dentro de mi piel, dicho elemento proteja el camino y sirva de guía en el destino donde el lucero atraviesa el mar e ilumina la noche. Pies sean tierra firmes, de dos troncos bruscos y envejecidos, esos que no desean ser marchitos por la maleza, mármoles que no se rinden ante tal erguida juventud. Que el aire seque el aliento, producto del jadeo seco y escaso de mis pulmones. Rojos y suaves sean mis labios, esos que desean besar con plenitud esos labios que se encuentran en ese lugar perverso lleno de ira y furor, donde esos sentimientos crean en la oscuridad. Mis mejillas broten desde lo alto, ese col